domingo, 3 de noviembre de 2013

Productor activo vs productor de sofá

Marcos es un pequeño productor de Máximo  Paz,  trabaja -entre propias y arrendadas- casi 300
hectáreas. Entre ellas, siembra  100 hectáreas que son  de Rosita, quien -desde hace 5 años-  se las dio en  arrendamiento en quintales  fijos (18qq)… ambos Rosita  y Marcos pagan,  la misma retención, el mismo porcentaje de impuestos a las ganancias, el mismos impuesto inmobiliario, los mismos “todos”. Si entran en emergencia ambos tendrán los mismos beneficios y si se segmentan las retenciones como pedimos desde la FAA, en caso de sancionarse tendrían los mismo reintegros por no estar diferenciado. La tremenda distorsión de política económica, que se transforma en  injusticia tributaria,  es que Marco, trabaja, invierte, mira al cielo sufriendo todo el tiempo, paga altas tasas por el escaso financiamiento que tiene, pelea con los acopio o cooperativas por los porcentajes de almacenaje, comercialización, debe regular las máquinas, pagar trabajadores, conseguir la semilla, abonar seguros, lidiar con los centros de camioneros locales, por el flete corto y largo, y varios etc. más.Mientras Rosita,  mira la novela, viaja una vez a la semana de shopping a Rosario y espera la fecha de cobrar el alquiler pactado con Marcos, típica/o, rentista rural argentina, de estos tiempos de monocultivo inducido, productora de sofá o boliche. Ahora después de semejante recorrido de esfuerzo productivo de Marcos nos preguntamos: ¿es justo,  que los dos, paguen las mismas retenciones,  impuestos, nacionales o provinciales y  tasa municipales? ¿Da lo mismo,  el que trabaja y arriesga,  que el que no, y sólo espera el día de cobro de su alquiler, sin más preocupaciones que gastarlo? Este  es un debate central, estratégico,  para configurar la agricultura que se viene, se discute  en todo el mundo, menos en la Argentina. Y es donde más debería darse, dadas las peculiares características que va adquiriendo la actividad agrícola en el país, con una altísima concentración y un proceso incesante de éxodo rural,  donde miles de auténticos productores se convierten en rentista, abandonado la actividad y despoblando los campos, generando inequidades tributarias pero también peligrosos desequilibrios, económicos, geopolíticos y ambientales; donde el productor de chacra mixta, el arrendatario o el contratista, pagan lo mismo en concepto de retenciones e impuestos de diversa índole y recibe  beneficios, igual  que el arrendador. Sin discriminar… el esfuerzo de la “nada”.