Inundaciones-Cambio Climático…
¿un debate hipócrita?
El Presidente de la
Nación , Mauricio Macri, responsabiliza al cambio climático por
de las reiteradas y
cada vez más graves, inundaciones que sufre nuestro país. Y
sin duda es cierto, el cambio climático es una realidad, existe, lo certifican
científicos, políticos y los más de 175 países que acaban de firmar el Acuerdo
de Paris para frenarlo. Por lo tanto, no es un debate teórico, es eminentemente
práctico y urgente. Lo que sí, sin dudas, es un debate absolutamente hipócrita,
y lo puede ser aún más si no le agregamos precisión a la discusión, y seguimos
amparándonos en generalidades o teorizaciones; como bien dijo el Ministro de la Producción de Santa Fe.
Uno cree entender a Costigianis, no se trata de descalificar a la teoría como
tal, ni suponer que el cambio climático está en la etapa del descubrimiento o
recién comienza. Para nada. Una cosa es tener, formular o esbozar una teoría y
otra es teorizar- es decir- lo que popularmente se conoce como “chantada”. Son
cosas muy distintas. Y en este caso específico de las inundaciones en la
provincia de Santa Fe, no hace falta teorizar, hace falta… actuar.
La teorización o “chamuyo barato” es una forma más que evidente e hipócrita, de no hacerse cargo de la situación y eludir todo tipo de responsabilidad, con el “verso” como único argumento. No es gracioso, ni inocuo. Es un auténtico acto de irresponsabilidad política, mucho más grave y pernicioso que una simple chantada. Porque el que lo dice no es ni más ni menos, que el Presidente dela Nación , el responsable de
dar respuesta concretas a miles y miles de compatriotas afectados. La
política para ser seria necesita de precisiones, debe poder mensurarse,
medirse, cuantificarse. El cambio climático no es una maldición bíblica
inevitable, es obra de humanos, totalmente evitable; y dentro de los humanos,
no todos somos igual de responsable, hay grados… y muy distintos. Los culpables
tienen nombre, apellido y actividad. La profesora Elba Stancich, en el programa
de Leo Richardino, dijo que el 28% de las emisiones de gases efecto invernadero
provienen de la actividad agrícola ganadera y el 22% derivados de las deforestaciones.
Argentina está entre los 10 países que más deforestaron en el mundo y entre los
25 que más gases efecto invernadero per cápita emiten. Alguna responsabilidad
el modelo de desarrollo agrario tiene ¿no? No es todo etéreo, no somos todos
responsables iguales. Hay formas de ejercer la actividad profesional agrícola
que claramente son muy nocivas para el medio ambiente. Sus beneficiarios tienen
una cuota de responsabilidad en este desastre, mucho, pero muchísimo más alta,
que el ciudadano común… el de a pie.
La teorización o “chamuyo barato” es una forma más que evidente e hipócrita, de no hacerse cargo de la situación y eludir todo tipo de responsabilidad, con el “verso” como único argumento. No es gracioso, ni inocuo. Es un auténtico acto de irresponsabilidad política, mucho más grave y pernicioso que una simple chantada. Porque el que lo dice no es ni más ni menos, que el Presidente de
Nos encontramos entonces, con que el
verdadero responsable de que haya inundaciones en nuestro país, es el Modelo de
Desarrollo Agrario, por el que los argentinos hemos optado. Y que nosotros
definimos como de monocultivo de soja inducido, con concentración de tierras y
rentas. “Millones de hectáreas de pasturas y pastizales que consumían agua
durante los 12 meses del año fueran cambiadas por cultivos anuales que en el
mejor de los casos lo hacen durante un tercio o la mitad de ese tiempo, pasando
de consumir anualmente 1500-2000 milímetros a 500-800 milímetros ”
(Sebastián Chiacchiera- Nicolás Bertram, INTA, Marcos Juárez), y a esto
sumémosle más de 4.000.000 de hectáreas de bosque nativo talado. Allí está el
núcleo central de la complicación ambiental argentina. Podemos suponer que es
un verdadero milagro que las consecuencias no sean aún mayores. No hay lugar
para ambigüedades, generalizaciones, ni chamuyo, hace falta precisión de
estadista, para encarar la resolución del problema a corto, mediano y largo
plazo. Los mayores culpables de ese 50% de emisiones de gases nocivos,
auténticos depredadores ambientales, tienen nombre y apellido.
Terratenientes-banqueros, como Jorge Brito, George Soros, o Eduardo Elztain,
empresarios agrarios como Grobocopatel o El Tejar, gobernantes dilapidadores de
la tierra pública como Urtubey, Rozas o Romero. Empresas promotoras del modelo
como Cargill y Dreyfus. Son los principales responsables de este verdadero
descalabro climático que estamos padeciendo los argentinos. Debemos agregar a
esta listas a los funcionales, zonzos o distraídos, como Hermes Binner que hizo
campaña en nombre del socialismo “bancando” el monocultivo, con el slogan “la
soja no es un yuyo”, y que tuvo el acompañamiento tan entusiasta como
displicentemente, de su bloque de diputados nacionales en pleno, propiciando la
rebaja del IVA para los fitosanitarios (glifosato); ver expediente HCDN Nº 5679-d-2014.
Fundamentando además, como si esto fuera poco, en transgresiones por derecha,
que todos los productores eran iguales, sin discriminar tamaño, lugar, ni nada.
Allí está el núcleo duro de los responsables por acción u omisión, de que
Argentina esté como está, en materia ambiental. Sin nombre y apellidos, el
debate se transforma en una forma de encubrir culpables y nos pone a todos en
una misma bolsa. Ni el socialismo de mercado, ni el PRO, quieren discutir esto
en profundidad ¿Por qué? Porque ambos son tributarios electorales de los
cultores y beneficiarios del monocultivo sojero. . La base electoral más fiel
al macrismo está allí, en ese segmento de sojeros, pools de siembra,
terratenientes, operadores de bolsa, proveedores de servicios al agro,
vendedores de insumos, comerciantes de granos, etc., son los principales
propulsores y defensores del monocultivo de soja y de los feet loot ganaderos
(hijos siameses del modelo), responsables centrales del desastre ambiental, que
trajo la sojización. Las inundaciones son una de sus consecuencias, sólo una,
no la única, hay otras no menos importantes y graves, (migraciones rurales,
desertificación, sequias, etc) por eso suena a hipócrita, a excusa, a chamuyo
barato, el cambio climático en boca de la derecha. Abandonar la hipocresía,
llamar a las cosas por su nombre, es el primer paso para cambiar
positivamente….que no es lo mismo que: “cambiemos”.
Salud y Cosechas
Pedro Peretti