Productor activo vs productor de sofá
hectáreas. Entre ellas, siembra 100 hectáreas que son de Rosita, quien -desde hace 5 años- se las dio en arrendamiento en quintales fijos (18qq)… ambos Rosita y Marcos pagan, la misma retención, el mismo porcentaje de impuestos a las ganancias, el mismos impuesto inmobiliario, los mismos “todos”. Si entran en emergencia ambos tendrán los mismos beneficios y si se segmentan las retenciones como pedimos desde la FAA, en caso de sancionarse tendrían los mismo reintegros por no estar diferenciado. La tremenda distorsión de política económica, que se transforma en injusticia tributaria, es que Marco, trabaja, invierte, mira al cielo sufriendo todo el tiempo, paga altas tasas por el escaso financiamiento que tiene, pelea con los acopio o cooperativas por los porcentajes de almacenaje, comercialización, debe regular las máquinas, pagar trabajadores, conseguir la semilla, abonar seguros, lidiar con los centros de camioneros locales, por el flete corto y largo, y varios etc. más.Mientras Rosita, mira la novela, viaja una vez a la semana de shopping a Rosario y espera la fecha de cobrar el alquiler pactado con Marcos, típica/o, rentista rural argentina, de estos tiempos de monocultivo inducido, productora de sofá o boliche. Ahora después de semejante recorrido de esfuerzo productivo de Marcos nos preguntamos: ¿es justo, que los dos, paguen las mismas retenciones, impuestos, nacionales o provinciales y tasa municipales? ¿Da lo mismo, el que trabaja y arriesga, que el que no, y sólo espera el día de cobro de su alquiler, sin más preocupaciones que gastarlo? Este es un debate central, estratégico, para configurar la agricultura que se viene, se discute en todo el mundo, menos en la Argentina. Y es donde más debería darse, dadas las peculiares características que va adquiriendo la actividad agrícola en el país, con una altísima concentración y un proceso incesante de éxodo rural, donde miles de auténticos productores se convierten en rentista, abandonado la actividad y despoblando los campos, generando inequidades tributarias pero también peligrosos desequilibrios, económicos, geopolíticos y ambientales; donde el productor de chacra mixta, el arrendatario o el contratista, pagan lo mismo en concepto de retenciones e impuestos de diversa índole y recibe beneficios, igual que el arrendador. Sin discriminar… el esfuerzo de la “nada”.Rentismo agrario
En nuestro país, estás
controversias- entre y sobre- productor
activo o rentista, están totalmente ausentes del debate, y son clave para tener una actividad agropecuaria
más equitativa. Proteger al que trabaja, arriesga e invierte –en detrimento del
que se la pasa de boliche todo el día-,
y que además, ayuda a cuidar los dineros
públicos, y a administrar mejor las
emergencias agropecuarias. Pero por
sobre lo fiscal, por encima de todo, premiar al que produce, antes que al que
no trabaja y especula, hace al buen gobierno ¿Son todos iguales los productores?
Ya vimos que NO -ya sea por tamaño o volumen- pero el primer escalón, la
primera tarea es diferenciar para poder
segmentar, registrar impositivamente
distinto, al chacarero activo del rentista.
Paso ineludible si queremos construir una política pública agraria,
diferenciada, sensata, progresista y al
servicio del país. Lo exigimos tantas
veces, lo remarcamos hasta el cansancio, y lo volvemos a reiterar: debemos
definir, con claridad, quién es el
sujeto agrario, y él debe ser protagonista central de la actividad productiva. Y aquí no nos referimos sólo al tamaño, sino a poner el claro de dónde
proviene el grueso de sus ingresos: ¿de arrendar o de laborar? No es, ni
significa lo mismo. ¿Cuántas horas hombre dedica a su explotación? ¿Merecen el
mismo tratamiento el agricultor profesional, cuyo único ingreso proviene de la actividad agropecuaria,
que el rentista o el dueño de campo que
lo tiene como un anexo, refugio de valor, o inversión? Esta diferenciación entre rentista o productores, entre pasivos y activos, sumada a las de diferenciar, pequeños y medianos productores de chacra
mixta, y a la labor de tener un registro de quiénes producen y quiénes son los
dueños de la tierra, es clave para poder
diseñar una nueva, buena y justa
política pública agropecuaria, y saber dónde asentarla correctamente para
ejecutarla en beneficio del pueblo. Sin ese GPS productivo del sector, es muy
difícil acertar, todo es a ojo de buen cubero, a puro relato, lleno de mitos y “me parece” o
“más o menos”. Presa fácil de las
grandes empresas, que a tiro de lobby,
nos ponen a todos en la misma bolsa,
para distribuir los deberes fiscales, entre más contribuyentes, que les permite
ahogar competidores más débiles por exceso de carga tributaria y pagar menos
ellos. Sin medir tamaño, ni estrategia
productiva nacional, ni capacidad contributiva, lo que a simple vista
pareciera, lo más justo, no sólo no lo
es, sino que además, es profundamente reaccionario y poco razonable. ¿Qué
sector se quiere fortalecer? Si es al que trabaja, hay que visibilizarlo, determinar de qué y de quiénes,
estamos hablando, no igualar al que
arriesga e invierte, con el que “vive de la ciega a la siembra en la taberna” (J
M Serrat, Pueblo Blanco). Que no se nos confunda el que se desentiende de si llueve o cae
piedra, del que esta todo el dio
apostando con su esfuerzo. Esto es clave,
para poder empezar a ejecutar una
política, que no trate como iguales a los que son distintos, y que
esencialmente, tenga que ver con la justicia
distributiva, el arraigo, la soberanía y seguridad alimentaria, para eso
necesitamos -sí o sí- saber de quiénes hablamos, cuántos son y cuánto volumen
producen. Esta es la primera diferenciación que debería hacerse en nuestro
país, en materia de política
agropecuaria: diferenciar al productor activo del rentista. Es la gran
asignatura pendiente en materia de registros de la información pública rural, a la cual la
derecha agraria neoliberal se ha opuesto sistemáticamente bajo la muletilla de
que hay que retacear toda la información posible en censos y demás, pues después la AFIP, se aprovecha de ella.
Así que este debate, que es parte del
debate agrario en el mundo de hoy, es totalmente escamoteado tanto por las
organizaciones gremiales -fundamentalmente la Mesa de Enlace- que sostienen que
todos los productores son iguales, como por los suplementos agrarios que nada
dicen de estas cosas. Asentar las políticas públicas, en segmento adecuado y de
forma correcta, sobre la base de proteger al que trabaja y arriesga, y no al
que espera sentado en el sofá, que llegue el día de cobrar el arrendamiento, es
tener una política realmente progresistas. Andar a los manotazos, a tientas y a
locas, es hacerle el juego a la derecha.
El debate Europeo
Durante
todo el 2013, La Unión Europea discutió, la nueva PAC (Política Agropecuaria
Comunitaria). No nos interesa aquí hacer un análisis acerca de si es buena o
mala para los productores -eso lo dejemos a las organizaciones que los representan-, o qué implicancias tiene
para nuestro país; nos queremos focalizar en el debate sobre la definición
de AGRICULTOR ACTIVO. Sí, Europa discutió todo un año, la definición de
qué es ser un productor activo. Ideada en función de diferenciar teniendo en cuenta
el tiempo dedicado a la explotación, los ingresos obtenidos por la actividad
profesional agrícola o de actividades extrapedriales, residencia en la
explotación o proximidad etc. Hasta ahora las ayudas y subsidios de la Comunidad
Económica Europea, llegaban por igual a productores activos o de sofá, tanto a
empresarios rurales como a inversores. Este debate interesantísimo, vital, que está desarrollándose
en estos momentos –y que no lo registró, ni le preocupó a nadie-, muestra con claridad
lo que se discute en el primer mundo, tanto
en los EEUU como Europa. Segmentar, regular, direccionar los dineros públicos
en medio de una crisis pavorosa, abrazados al más duro neoliberalismo, no se
les ocurre tirar al mar los instrumentos de política económica e ir a la
libertad absoluta, como predican los voceros locales de ese mundo “sin Estado y
libertad absoluta de mercado”. Es un
ejemplo- muy gráfico- de que no es una metáfora, cuando decimos que las propuestas económicas
de la Mesa de Enlace nos llevan al siglo XVIII. Este debate nos muestra lo lejos
que está ese modelo agrario europeo, de “dejar hacer dejar pasar” (laissez faire, laissez passer) al libre
mercado, que promueven nuestros
neoliberales vernáculos, que siempre son más papista que el Papa.
Según las propuestas de la Comisión Europea, los beneficiarios
de las ayudas y subsidios de las PAC, deberán ser PRODUCTORES ACTIVOS. La
definición de qué es un productor activo,
está en pleno debate, pero todos coinciden en que debe estar basado en
que el grueso de sus ingresos debe provenir de la actividad agropecuaria. La
diferencia -entre ellos- está en los porcentajes, algunos quieren más contundencia
a la hora de definir, y otros son más laxos; y en la cotización en la seguridad
social. Además, deberán también llevar a cabo y sin excepción, una actividad agraria mínima sobre sus tierras.
Las críticas a estas definiciones, no fueron porque se adoptara la definición
en sí, sino porque las organizaciones de pequeños productores querían mayores
precauciones y profundidad, para que no se le colaran empresarios, en que la actividad agraria fuera secundaria en
sus ingresos.Pero reitero, aquí no nos interesa analizar sobre la profundidad
de las condiciones requeridas en Europa, para ser un productor activo, sino que
se exige ser productor activo para recibir beneficios de la PAC; después cada país lo definirá de acuerdo a sus debate
locales y a su realidad particular.
Será ese un tema de argentinos si logramos que algún
día, se pueda abrir la discusión. Lo cierto es que Europa diferencia sus
productores y segmenta sus ayudas. Hay pagos especiales de la PAC a los
pequeños agricultores, a los jóvenes
agricultores, a los que rotan, a
los que reservan como mínimo el 7% de sus tierras como reservas ecológicas, a
los que conservan los pastizales naturales, a los de zonas desfavorecidas y
diversos ítems más. Por supuestos los compañeros europeos están luchando por más
y por salvar varios beneficios que le son mutilados en esta PAC con relación a
la anterior. Y es que en este ajuste neoliberal que recorre Europa, los pequeños
productores tampoco no se salvan. Pero
lo que quiero remarcar, recalcar, subrayar…. es que se puede segmentar,
clasificar y tratar distinto a los productores y sus actividades. Europa lo
hace desde hace varias décadas en su programa agrario común. Si acá no se hace,
es por la persistencia de una concepción liberal que ha dominado la política y
el debate del sector; nuestra oligarquía que vivió, mirando a Europa desde la cultura y tratándose
de parecerse a ella, nunca copió, ni introdujo este tipo de debate,
y los sectores populares no tuvimos la suficiente claridad y fuerza para
imponerlo. Hubiera permitido salvar a miles de explotaciones agropecuarias de
chacra mixta y no nos hubiese llevado a esta situación, de producir 105.000.000 de toneladas de granos
con un cada vez más reducido staff de productores. Cada vez menos, sustituidos
por mega plantadores, que no son productores, son meros auxiliares productivos,
proveedores de las grandes empresas
exportadores, encadenados verticalmente para mejorar su tasa de ganancia sin más
miramiento, ni objetivo, que su balance económico. Responsables centrales del
éxodo, de la marginación de miles de habitantes del interior profundo y del
despoblamiento casi total de la pampa húmeda argentina.
Y los EEUU…también diferencia y pone límites
El mundo
de libertades absolutas, sin Estado, de industrialización silvestre y con cero
regulaciones, y sin diferenciación de productores por tamaño, volumen o
actividad, que reclama y baja Héctor Huergo, sábado tras sábado, en
Clarín Rural, como deseo o solución a los problemas del sector, no existe. Por lo menos, no en el mundo
desarrollado. Para encontrar esos ejemplos de libre mercado, de hacer lo que
uno quiere, sin reparar en el otro, hay
que ir a África, allí sí se los puede encontrar, pero claro son ejemplos poco
favorables para sostener que la libertad económica absoluta es exitosa y trae
bienestar a la población. Por eso, ese mundo sin regulaciones es una fantasía,
un cuento más, de todos los que le vendieron al pueblo argentino, y existe sólo
en las páginas del suplemento rural que él dirige, también en la cabeza de
algunos angurrientos empresarios concentrados y en sus voceros mediáticos. A
ellos todo les parece poco, y sólo se preocupan
por maximizar sus utilidades, sin reparar en costo social, ambiental o humano
alguno.
EEUU,
Europa, Canadá, Corea, Australia, etc.… ¿Dónde está ese famoso libre mercado,
sin Estado ni regulaciones? ¿Dónde está? Muéstrenlo, díganlo….porque este
debate que se está dando en Europa o en los EEUU, no es por el libre mercado…por menos regulaciones…
¡No! ¿O me equivoco?
Veamos que
sucede en Los EEUU -fuente Diario La
Nación, miércoles 3 de febrero del 2010-, tomamos esta cita la azar y del
diario de los Mitre para que no haya dudas de que las fuentes no provienen
del zurdaje internacional, y la buscamos tan atrás, pues porque difícil de
encontrar como ya lo dijimos, testimonio en la prensa argentina de este debate
de cupos, límites y desregulaciones estatales en los países que son mostrados
permanentemente como ejemplos, de libertad económica absoluta. “El plan de la administración terminaría con
los subsidios a cosechas, a productores con más de 250.000 dólares de ingresos
ajustados (AGI, por sus siglas en ingles) que no estén relacionados con el agro
o más de 500.000 dólares de AGI agrícola. Los límites en la actualidad están en
500.000 y 750.000 dólares respectivamente, de los 2.200.000 establecimientos el
USDA estima que 120.000 tiene ventas por más de 500.000 dólares….o sea que se
quedan afuera del subsidio”. Más
claro y concreto imposible segmentación, regulación y diferenciación. Como
vemos, los países admirados por los voceros del establishment agrario, caminan
por otra senda. Si esos conceptos fueran impuestos acá, al sector, en la
política doméstica, imagínese las cosa que dirían, las resistencias que
generarían, las anatemas de Carrio, la adjetivación de los medios, estatistas,
corruptos, La Rural, Buzzi tratando de explicar que sí, pero que no, mejor sigo
con la derecha, que son todos comunistas de la Cámpora, pagados por el K, funcionales,
que lo hacen por salir en Página/12, etc. Por eso cuando uno los interroga con
la simple pregunta de: ¿Dónde existe ese
país que practica el modelo agrario que predica la Sociedad Rural o la Mesa de
Enlace, la derecha vernácula? ¿Dónde? Nunca pueden citarlo, pero está. Y claro que está, pero en otro lado, está en África. Allí es
donde mora “el modelo ruralista”, con las secuelas de hambre, la desolación, las
migraciones, etc., que son noticias
mundiales todos los días. Allí habita el liberalismo extremo, el mundo
“idílico”, sin intervención en los mercados, regulaciones, ni intervenciones
estatales. Lo que pasa es que no goza de mucho prestigio social o
académico, y no es para nada, el primer
mundo. No son los países exitosos, ahora también con una
crisis pavorosa, productos de las recetas neoliberales, en los que ellos se
referencian culturalmente y prodigan una admiración casi ciega, por eso lo
ocultan… les da vergüenza. Pero es allí donde vive y se reproduce esa forma
sangrienta de la agricultura liberal.
Conclusión
Argentina
necesita imperiosamente abrir este debate y saldarlo con una perspectiva nacional,
de acuerdo a nuestra realidad. Los ejemplos extranjeros que hemos traídos es
para reforzar una mirada al tema. Ya teníamos una mirada propia. También
sabemos que no se puede, ni se debe, imitar o copiar, debemos organizar nuestra
propia clasificación de productores, de acuerdo a nuestra realidad y necesidad.
Pero es un tema que no podemos soslayar más, no es justo que todos estemos iguales
y en la misma bolsa: el que trabaja, del que está de brazos cruzados, el grande
y el chico, el de chacra mixta con el de monocultivo. No es lógico, ni justo.
La información está, existe, y la
tecnología para clasificarla sobra, así que no podemos encubrir en las
dificultades operativas, lo que es una decisión política. Algún día, Argentina
tendrá una política agraria pública
diferenciada; definir y separar
al productor activo del rentista, es el primer eslabón para poder ejecutarla
correctamente. Será sin dudas, un salto gigantesco para que recuperemos la chacra mixta y la
agricultura, con valores, de rostro humano, y un paso enorme, verdadero, para democratizar al país, ampliar derechos,
poniendo justicia tributaria y desarrollo económico, donde hoy sólo hay
monopolios, monocultivos y concentración.