Notas sobre el debate Grobocopatel-Ferrer….
en el Diario Tiempo Argentino
Estas son algunas notas sueltas sobre el
interesantísimo debate, que realizó el Diario Tiempo Argentino, entre
el
maestro Aldo Ferrer y Gustavo Grobocopatel, sin duda el más lúcido empresario argentino, representante
de la agricultura concentrada en el país; y no pretenden ser más que eso: algunas notas. Escritas desde un punto
de vista personal, totalmente relativo, y un tanto irreverente, por criticarlos
a los dos.
Grobo-Ferrer, un debate saludable, de dos pesos pesados del pensamiento económico argentino. |
Desde mi perspectiva,
al debate le faltó algo y ese algo era, una mirada distinta del sector agropecuario.
Estaba ausente la burguesía nacional chacarera y las tareas inconclusas que ésta
aún, puede ejecutar en favor del desarrollo económico con inclusión social; que
sin dudas, está invisibilizada, subestimada, mal analizada, padece de una subestimación,
crónica, especialmente de los sectores denominados progresistas, quienes mal
valoran el notable papel, que puede
jugar en la generación de empleo formal, con arraigo y agregación de valor.
Se entiende en Grobo, mas no en Ferrer, quien la ignora olímpicamente y pone a toda la agricultura como si fuera lo mismo, un mega pool o gran terrateniente que un campesino o un chacarero de chacra mixta de la Pampa Húmeda. La agricultura familiar chacarera y campesina -que son el 85% de los productores de este país-, estuvo totalmente ausente en el debate. Sólo se discutió de volumen, en los términos que más le gusta la neoliberalismo, que es hablar de “volumen” a secas, sin preguntarse nada de nada, ni siquiera cómo se construye ese volumen, cuestión central que define y caracteriza la política agropecuaria de un país. ¿Quién lo hace? ¿Cómo se hace? ¿Dónde se y para qué se hace? Es como hablar de medicina, poniendo a todos los pacientes en la misma bolsa, sin discriminar enfermedades, y darles a todos el mismo tratamiento.
Se entiende en Grobo, mas no en Ferrer, quien la ignora olímpicamente y pone a toda la agricultura como si fuera lo mismo, un mega pool o gran terrateniente que un campesino o un chacarero de chacra mixta de la Pampa Húmeda. La agricultura familiar chacarera y campesina -que son el 85% de los productores de este país-, estuvo totalmente ausente en el debate. Sólo se discutió de volumen, en los términos que más le gusta la neoliberalismo, que es hablar de “volumen” a secas, sin preguntarse nada de nada, ni siquiera cómo se construye ese volumen, cuestión central que define y caracteriza la política agropecuaria de un país. ¿Quién lo hace? ¿Cómo se hace? ¿Dónde se y para qué se hace? Es como hablar de medicina, poniendo a todos los pacientes en la misma bolsa, sin discriminar enfermedades, y darles a todos el mismo tratamiento.
Nota 1: lo noté con la guardia baja al maestro Ferrer, a quien
admiro y respeto por ser un sostenedor permanente e insobornable de lo
nacional, y más en momentos
dificilísimos para nuestra patria, cuando hasta las piedras se habían pasado al
neoliberalismo, el siguió firme en la huella. Pero le dejó pasar por alto
muchos puntos flacos de la defensa que Grobo hace sobre la agricultura del monocultivo,
no planteó la posibilidad de segmentar las retenciones y se quedó con una
visión parcial de lo que éstas representan, sólo desde el aspecto fiscal o como
polea hipotética de recaudación para la
industrialización del país. Pero es sólo
una parte, y hoy la mayor tajada de la recaudación se la llevan las políticas sociales, no la industrialización.
Sería bueno, que un porcentaje volviera al sector para industrializar la
ruralidad. Tampoco planteó con fuerza la concentración económica en general, y en
el sector, en particular. El carácter monopólico, más integración vertical, que
adquieren muchas empresas vinculadas con lo agrario, las convierten en un
verdadero peligro para la democracia, ya que van del suelo a la góndola,
sustituyendo productores genuinos, esquilmando consumidores, licuando salarios
vía inflación, por su posición dominantes y complicando políticamente al país.
Según Augusto Costa, Secretario de Comercio; 80 grupos económicos son los
responsable del 75% del abastecimiento domestico del país, Paladini, Cargil, La
Serenisima, AGD, Dreyffus, Coto, Carrefur, Ledesma, etc. Sólo por citar algunos.
Son terratenientes, productores primarios, transportistas, elaboradores y
vendedores de sus propios productos, integración vertical sin productores,
desde posiciones de mercado dominantes. Allí está un cuello de botella del
desarrollo capitalista de Argentina, la tremenda concentración económica,
responsable de muchos desequilibrios macros -entre ellos la inflación- y que
tampoco estuvo presente en el debate.
Nota 2: Ferrer esta desacertado cuando
se pregunta, con tono de reproche, por qué no hay diálogo profundo entre
la Mesa de Enlace y el gobierno. Desconoce
que la Mesa de Enlace dejó de ser una coordinación gremial agraria, para pasar
a ser la pata gremial agraria de la derecha política argentina, que es otra
cosa bien distinta. Es un error darle entidad gremial exclusiva a ese
conglomerado, que es y actúa como un partido político al servicio del
liberalismo económico, cumple la función de patovicas de lo más retrogrado del
neoliberalismo.
Nota 3: Grobo dice: “en 30 años de democracia hubo
retenciones en 20 y no se resolvió el problema”. ¿Cuál problema?, ¿cómo se mide
la agricultura?, ¿cuál es la vara del éxito?, ¿el volumen?, ¿los balances de
los grupos concentrados? Para nosotros, el éxito es muchos productores, con una agricultura
diversificada y un pueblo satisfecho. 1) con retenciones “0” -es decir, en los ’90-,
desaparecieron 103.000 explotaciones agropecuarias, 12.000.000 de hectáreas hipotecadas,
se sojizó la Argentina, se deforestaron 2.000.000 de hectáreas y se
pulverizaron más de 900.000 puestos de trabajos en el sector rural. Y Jorge
Ingaramo vaticinó que para que el campo sea rentable debían desaparecer 200.000
chacareros. ¿Ese será el éxito, de retenciones “0”? ¿Qué funcionaba? ¿Para quién?
¿Qué pretendemos?. Con retenciones perdimos muchos menos chacareros que sin.
Nota 4: Es cierto lo que dice Ferrer son sólo un instrumento
de política económica, que los liberales transformaron su eliminación, en la
madre de todas las batallas (ver: Macri, Massa, Topo Rodríguez), en un objetivo
central de su dispositivo electoral, político- ideológico- económico. Como si
su eliminación resolviera mágicamente las tremendas asimetrías que tiene el
sector y repartiera felicidad por doquier... Pero sirven para algo más que para
recaudar, o ayudar a enderezar la estructura productiva desequilibrada. Son
bien utilizadas y con sentido de redistribución intra-sector, un formidable
instrumento para fortalecer un sujeto agrario determinado y un tipo de agricultura que
genere empleo y arraigo, si se la utiliza correctamente segmentando. Esa es la
clave la segmentación. Diferenciar las políticas públicas, eso es lo que marca diferencia en política agropecuaria y
distingue un pensamiento progresista del que no lo es. DIFERENCIAR, las
políticas públicas, discriminar positivamente a favor del más débil… allí está
la clave.
Nota 5: Sin políticas públicas diferenciadas, que cobren
retenciones distintas a los que son distintos, no habrá política agraria al
servicio del pueblo. No se puede tratar como iguales a los que son
estructuralmente distintos. Hay que diferenciar los rentistas de los
productores y los que agregan valor de los que no, allí las retenciones son un
recurso extraordinario para incentivar la inversión, dirigida fundamentalmente al
interior profundo, que genere trabajo y arraigo. Allí, se transforman en un
instrumento redistributivo extraordinario, más que fiscal.
Nota 6: Tema Tierra. A) el primer gran ausente de este debate es el tamaño de las explotaciones agropecuarias, como si fuera un dato
menor, innecesario y que no tuviera implicancia en el desarrollo del capitalismo
en Argentina. B) Grobo es un vivo bárbaro, quiere trasladarle al dueño de la
tierra el costo fiscal, para sacárselo a la burguesía intermediaria que él
representa, que es una auténtica depredadora del interior profundo, practicando
una agricultura con altísimo costos ocultos, como son el mal uso del suelo, las
deforestaciones, la concentración vertical monopólica de las empresas, las
migraciones rurales, etc. c) Dice que no puede haber, a la vez, retenciones e
impuestos a la tierra. Nosotros decimos que debe segmentarse como planteamos, y
puede haber impuesto al latifundio, NO a la tierra, y retenciones segmentadas; favoreciendo los
sectores pequeños y medianos, y castigando impositivamente, a monopolios y latifundios… Esa es una política
pública inclusiva, nacional y popular, que le da “sabor” a la democracia. D)
Lo que no puede existir más en Argentina -no hay modelo que aguante-, es la
agricultura de triple piso: dueño de la tierra que alquila, contratista rural
que trabaja, pool o mega productor que reemplaza al genuino productor, con
rentabilidad para los tres. Esa agricultura, ese modelo, es altamente
inconveniente para el país, para el pueblo, para la soberanía y la seguridad
alimentaria. Es lógico que Grobo, que representa “eso”, lo defienda; pero
Ferrer debería de haberse percatado que lo que hay que discutir en la argentina
agropecuaria, es el modelo de producción que nosotros denominamos de
monocultivo inducido, con concentración de tierras y renta, e integración
vertical de las megas empresas. Ese es el debate principal, de fondo. Qué tipo
de agricultura necesitamos y queremos los argentinos, pero todos, todos; no sólo el sector concentrado,
que opina y opera sobre la base de sus intereses monopólicos; después discutimos los instrumentos que
necesitamos para que funcione ese modelo agrícola; qué nivel de retenciones, a qué le cobramos impuestos y cuánto, etc. Pero primero hay que
definir el modelo, con o sin productores, con o sin chacra mixta, con o sin
monocultivo, etc.
Nota 7: dice Grobo: “pero hasta ahora (por las retenciones) lo
que hicimos sólo fue sustituir EXPORTACIONES”. Tremenda mentira: en Argentina
se exporta el 95% de la soja producida (el 5% restante es semilla y consumo
interno), es un cultivo diseñado exclusivamente para la exportación; así que no
se puede decir que sustituimos exportaciones, por cobrar retenciones: es una falacia,
una chicana. Al contrario, cuánto trigo o maíz, sustituimos por soja. ¿Qué
saldo? ¿De qué cultivo tradicional, nos quedó sin exportar por las retenciones?
Ninguno. No macaneamos más con este asunto de las retenciones. 12.000.000 de hectáreas
le arrebató la soja a la ganadería, en la pampa húmeda, con retenciones,
sembramos para exportar, no para el mercado
interno. Usando la lógica de Grobo, podríamos decir que las retenciones, sin
segmentación, alientan a la exportación,
porque ayudaron a sojizar Argentina; como la soja se exporta en su totalidad,
al sembrar más soja, hay más exportaciones, por lo tanto alientan a exportar y
a no producir para el mercado interno… otra falacia del mismo tenor que la de
Grobo. Que las retenciones, impiden incrementar la producción o frena la
inversión del sector, es un cuento similar a la teoría del derrame. Toda
política plana, o sea que no diferencia productores por su tamaño, tiene los
problemas que describimos a continuación.
Nota 8: Nada dice Grobo, ni Ferrer, de
la altísima concentración con integración vertical que existe en la agricultura
argentina: el 6% de los productores maneja el 56% de la producción. Sacarle las
retenciones es ponerle una parva gigantesca de dólares a un muy reducido número
de actores, muchos de ellos con AGD, Dreyffus, Grobo etc., integrados
verticalmente, y que con esa liquidez irían sobre las tierras (pocas) que aún
quedan en manos de la burguesía chacarera.
Nota 10: ¿Cuál sería el beneficio para
el país si existieran transnacionales argentinas, como plantea Grobo? Esto no
lo entiendo. Con un empresariado experto en fugar divisas, en el mismo debate
se expresa que hay dos bancos como el que quieren fundar los BRICS con 100.000 millones de dólares de capital, o sea 200.000 millones dólares de argentinos en el
exterior. ¿Las filiales de las hipotéticas “multi” argentinas repatriarían
divisas? ¿O sería una ventanilla formidable para fugar más? ¿Pagarían los
impuestos acá, o la usarían para subfacturar o triangular como la hacen las
exportadoras de granos reiteradamente denunciadas por la AFIP? Preguntas con
respuestas más que obvias.
Nota 11: Lo que Grobo no quiere discutir y Ferrer no se lo
plantea; es cuál es el modelo agrario
que el país necesita y la sociedad requiere, si es con agricultores o sin
ellos; pues agricultura se puede hacer de las dos forma, si es con monocultivo
o chacra mixta, si es con concentración o sin ella, si es con monopolios o con
pequeños y medianos productores. ¿Y quién es el sujeto agrario? ¿Burguesía
nacional chacarera más campesinado, o Burguesía Intermediaria? NO ES UN DEBATE
MENOR y la discusión es de toda la sociedad, no sólo del sector. Totalmente ausente, en el debate político
argentino, salvo honrosas excepciones, (como son los Foro del Pensamiento
Emancipador, que organiza el Movimiento Evita).
Nota 12: Dice Grobo, que el desafío de
la globalización es globalizarse más: más bien parece todo al revés, a más
globalización más y mejor Estado, más y mejor desarrollo científico técnico,
sino terminamos siendo el sumidero de todas las baratijas extrajeras y comprando
trabajo ajeno en vez de fabricar lo propio, como fue durante los ‘90. Debemos
integrarnos partir de nuestro propio interés, no del interés ajeno, sino fijémonos
lo que pasa con Europa, en plena crisis, resolviendo el problema de los bancos
y comprando producción alemana, mientras los europeos del sur tiene tasas
astronómicas de desempleos, con una gran desindustrialización tratando de vivir
de los servicio y turismos. Eso no es bueno, nosotros ya lo vivimos, eso del
país para pocos. Y frente a China, también hay que pararse sobre la base de
nuestro propio interés, pues no se trata de cambiar de patrón, sino de ser
autónomos, para beneficio y goce de
nuestro pueblo, no de nuestros monopolios…
Por último,
para cerrar estas modestas notas, repetir lo que tanta veces dijimos sobre la
ausencia del debate agrario en el marco de la confrontación política de nuestro
país. Es imprescindible que discutamos el carácter monopolio y concentrado de
nuestra agricultura; y el tamaño de las explotaciones, que es un tema “pícaramente” sorteado, por los dueños de
la tierra, que lo vienen ocultando con mucha pericia y con una tolerante benignidad de parte de la clase política, digna de mejor causa. Argentina debe discutir de
vuelta el latifundio, el tamaño de las explotaciones, no sólo por una cuestión
impositiva, sino que tiene que ver con la soberanía y seguridad alimentaria de
la Nación. Hay un debate que a Grobo no le gusta, que es el de las cuestiones
estructurales del sector: el tamaño de las empresas, de las explotaciones, el
monocultivos; prefiere discutir sobre las cuestiones coyunturales, que le garantiza a la burguesía intermediaria mejores tasas de
retorno para sus inversiones: retenciones, impuestos, ROE, etc. Nosotros
debemos discutir el fondo, hincar el diente allí y no aflojar, no hacerle el
juego al falso diálogo, que lo único que persigue, es “enfriar” el partido,
congelando y entorpeciendo lo que más se pueda, el debate por más justicia
distributiva en Argentina.
Salud y cosechas
Pedro Peretti