jueves, 18 de septiembre de 2014

Notas sobre el debate Grobocopatel-Ferrer….
en el Diario Tiempo Argentino


  Estas son algunas notas sueltas sobre el interesantísimo debate, que realizó el Diario Tiempo Argentino, entre
Grobo-Ferrer, un debate saludable,
de dos pesos pesados del pensamiento económico argentino.
el maestro Aldo Ferrer y Gustavo Grobocopatel, sin duda el  más lúcido empresario argentino, representante de la agricultura concentrada en el país; y no pretenden ser más que eso: algunas notas. Escritas desde un punto de vista personal, totalmente relativo, y un tanto irreverente, por criticarlos a los dos.
  Desde mi perspectiva, al debate le faltó algo y ese algo era, una mirada distinta del sector agropecuario. Estaba ausente la burguesía nacional chacarera y las tareas inconclusas que ésta aún, puede ejecutar en favor del desarrollo económico con inclusión social; que sin dudas, está invisibilizada, subestimada, mal analizada, padece de una subestimación, crónica, especialmente de los sectores denominados progresistas, quienes mal valoran el  notable papel, que puede jugar en la generación de empleo formal, con arraigo y agregación de valor.
Se entiende en Grobo, mas no en Ferrer, quien la ignora olímpicamente y pone a toda la agricultura como si fuera lo mismo, un mega pool o gran terrateniente que un campesino o un chacarero de chacra mixta de la Pampa Húmeda. La agricultura familiar chacarera y campesina -que son el 85% de los productores de este país-, estuvo totalmente ausente en el debate. Sólo se discutió de volumen, en los términos que más le gusta la neoliberalismo, que es hablar de “volumen” a secas, sin preguntarse nada de nada, ni siquiera cómo se construye ese volumen, cuestión central que define y caracteriza la política agropecuaria de un país. ¿Quién lo hace? ¿Cómo se hace? ¿Dónde se y para qué se hace? Es como hablar de medicina, poniendo a todos los pacientes en la misma bolsa, sin discriminar enfermedades, y darles a todos el mismo tratamiento.
  Nota 1: lo noté con la guardia baja al maestro Ferrer, a quien admiro y respeto por ser un sostenedor permanente e insobornable de lo nacional, y más  en momentos dificilísimos para nuestra patria, cuando hasta las piedras se habían pasado al neoliberalismo, el siguió firme en la huella. Pero le dejó pasar por alto muchos puntos flacos de la defensa que  Grobo hace sobre la agricultura del monocultivo, no planteó la posibilidad de segmentar las retenciones y se quedó con una visión parcial de lo que éstas representan, sólo desde el aspecto fiscal o como polea hipotética  de recaudación para la industrialización del país.  Pero es sólo una parte, y hoy la mayor tajada de la recaudación  se la llevan las políticas sociales, no la industrialización. Sería bueno, que un porcentaje volviera al sector para industrializar la ruralidad. Tampoco planteó con fuerza la concentración económica en general, y en el sector, en particular. El carácter monopólico, más integración vertical, que adquieren muchas empresas vinculadas con lo agrario, las convierten en un verdadero peligro para la democracia, ya que van del suelo a la góndola, sustituyendo productores genuinos, esquilmando consumidores, licuando salarios vía inflación, por su posición dominantes y complicando políticamente al país. Según Augusto Costa, Secretario de Comercio; 80 grupos económicos son los responsable del 75% del abastecimiento domestico del país, Paladini, Cargil, La Serenisima, AGD, Dreyffus, Coto, Carrefur, Ledesma, etc. Sólo por citar algunos. Son terratenientes, productores primarios, transportistas, elaboradores y vendedores de sus propios productos, integración vertical sin productores, desde posiciones de mercado dominantes. Allí está un cuello de botella del desarrollo capitalista de Argentina, la tremenda concentración económica, responsable de muchos desequilibrios macros -entre ellos la inflación- y que tampoco estuvo presente en el debate.
  Nota 2: Ferrer esta desacertado cuando se pregunta, con tono de reproche, por qué no hay diálogo profundo entre la  Mesa de Enlace y el gobierno. Desconoce que la Mesa de Enlace dejó de ser una coordinación gremial agraria, para pasar a ser la pata gremial agraria de la derecha política argentina, que es otra cosa bien distinta. Es un error darle entidad gremial exclusiva a ese conglomerado, que es y actúa como un partido político al servicio del liberalismo económico, cumple la función de patovicas de lo más retrogrado del neoliberalismo.
  Nota 3: Grobo dice: “en 30 años de democracia hubo retenciones en 20 y no se resolvió el problema”. ¿Cuál problema?, ¿cómo se mide la agricultura?, ¿cuál es la vara del éxito?, ¿el volumen?, ¿los balances de los grupos concentrados? Para nosotros, el éxito es muchos  productores, con una agricultura diversificada y un pueblo satisfecho. 1) con retenciones “0” -es decir, en los ’90-, desaparecieron 103.000 explotaciones agropecuarias, 12.000.000 de hectáreas hipotecadas, se sojizó la Argentina, se deforestaron 2.000.000 de hectáreas y se pulverizaron más de 900.000 puestos de trabajos en el sector rural. Y Jorge Ingaramo vaticinó que para que el campo sea rentable debían desaparecer 200.000 chacareros. ¿Ese será el éxito, de retenciones “0”? ¿Qué funcionaba? ¿Para quién? ¿Qué pretendemos?. Con retenciones perdimos muchos menos chacareros que sin.
  Nota 4: Es cierto lo que dice Ferrer son sólo un instrumento de política económica, que los liberales transformaron su eliminación, en la madre de todas las batallas (ver: Macri, Massa, Topo Rodríguez), en un objetivo central de su dispositivo electoral, político- ideológico- económico. Como si su eliminación resolviera mágicamente las tremendas asimetrías que tiene el sector y repartiera felicidad por doquier... Pero sirven para algo más que para recaudar, o ayudar a enderezar la estructura productiva desequilibrada. Son bien utilizadas y con sentido de redistribución intra-sector, un formidable instrumento para fortalecer un sujeto agrario  determinado y un tipo de agricultura que genere empleo y arraigo, si se la utiliza correctamente segmentando. Esa es la clave la segmentación. Diferenciar las políticas públicas, eso es lo que marca  diferencia en política agropecuaria y distingue un pensamiento progresista del que no lo es. DIFERENCIAR, las políticas públicas, discriminar positivamente a favor del más débil… allí está la clave.
  Nota 5: Sin políticas públicas diferenciadas, que cobren retenciones distintas a los que son distintos, no habrá política agraria al servicio del pueblo. No se puede tratar como iguales a los que son estructuralmente distintos. Hay que diferenciar los rentistas de los productores y los que agregan valor de los que no, allí las retenciones son un recurso extraordinario para incentivar la inversión, dirigida fundamentalmente al interior profundo, que genere trabajo y arraigo. Allí, se transforman en un instrumento redistributivo extraordinario, más que fiscal.
  Nota 6: Tema Tierra. A) el primer gran  ausente de este debate es el tamaño de las explotaciones agropecuarias, como si fuera un dato menor, innecesario y que no tuviera implicancia en el desarrollo del capitalismo en Argentina. B) Grobo es un vivo bárbaro, quiere trasladarle al dueño de la tierra el costo fiscal, para sacárselo a la burguesía intermediaria que él representa, que es una auténtica depredadora del interior profundo, practicando una agricultura con altísimo costos ocultos, como son el mal uso del suelo, las deforestaciones, la concentración vertical monopólica de las empresas, las migraciones rurales, etc. c) Dice que no puede haber, a la vez, retenciones e impuestos a la tierra. Nosotros decimos que debe segmentarse como planteamos,  y puede haber  impuesto al latifundio, NO a la tierra,  y retenciones segmentadas; favoreciendo los sectores pequeños y medianos, y castigando impositivamente, a  monopolios y latifundios… Esa es una política pública inclusiva, nacional y popular, que le da “sabor” a la democracia. D) Lo que no puede existir más en Argentina -no hay modelo que aguante-, es la agricultura de triple piso: dueño de la tierra que alquila, contratista rural que trabaja, pool o mega productor que reemplaza al genuino productor, con rentabilidad para los tres. Esa agricultura, ese modelo, es altamente inconveniente para el país, para el pueblo, para la soberanía y la seguridad alimentaria. Es lógico que Grobo, que representa “eso”, lo defienda; pero Ferrer debería de haberse percatado que lo que hay que discutir en la argentina agropecuaria, es el modelo de producción que nosotros denominamos de monocultivo inducido, con concentración de tierras y renta, e integración vertical de las megas empresas. Ese es el debate principal, de fondo. Qué tipo de agricultura necesitamos y queremos los argentinos, pero  todos, todos; no sólo el sector concentrado, que opina y opera sobre la base de sus intereses monopólicos;  después discutimos los instrumentos que necesitamos para que funcione ese modelo agrícola; qué nivel de  retenciones, a qué le cobramos  impuestos y cuánto, etc. Pero primero hay que definir el modelo, con o sin productores, con o sin chacra mixta, con o sin monocultivo, etc.
  Nota 7: dice Grobo: “pero hasta ahora (por las retenciones) lo que hicimos sólo fue sustituir EXPORTACIONES”. Tremenda mentira: en Argentina se exporta el 95% de la soja producida (el 5% restante es semilla y consumo interno), es un cultivo diseñado exclusivamente para la exportación; así que no se puede decir que sustituimos exportaciones, por cobrar retenciones: es una falacia, una chicana. Al contrario, cuánto trigo o maíz, sustituimos por soja. ¿Qué saldo? ¿De qué cultivo tradicional, nos quedó sin exportar por las retenciones? Ninguno. No macaneamos más con este asunto de las retenciones. 12.000.000 de hectáreas le arrebató la soja a la ganadería, en la pampa húmeda, con retenciones, sembramos para  exportar, no para el mercado interno. Usando la lógica de Grobo, podríamos decir que las retenciones, sin segmentación, alientan a la  exportación, porque ayudaron a sojizar Argentina; como la soja se exporta en su totalidad, al sembrar más soja, hay más exportaciones, por lo tanto alientan a exportar y a no producir para el mercado interno… otra falacia del mismo tenor que la de Grobo. Que las retenciones, impiden incrementar la producción o frena la inversión del sector, es un cuento similar a la teoría del derrame. Toda política plana, o sea que no diferencia productores por su tamaño, tiene los problemas que describimos a continuación.
  Nota 8: Nada dice Grobo, ni Ferrer, de la altísima concentración con integración vertical que existe en la agricultura argentina: el 6% de los productores maneja el 56% de la producción. Sacarle las retenciones es ponerle una parva gigantesca de dólares a un muy reducido número de actores, muchos de ellos con AGD, Dreyffus, Grobo etc., integrados verticalmente, y que con esa liquidez irían sobre las tierras (pocas) que aún quedan en manos de la burguesía chacarera.
  Nota 10: ¿Cuál sería el beneficio para el país si existieran transnacionales argentinas, como plantea Grobo? Esto no lo entiendo. Con un empresariado experto en fugar divisas, en el mismo debate se expresa que hay dos bancos como el que quieren fundar los BRICS con 100.000  millones de dólares de capital, o sea  200.000 millones dólares de argentinos en el exterior. ¿Las filiales de las hipotéticas “multi” argentinas repatriarían divisas? ¿O sería una ventanilla formidable para fugar más? ¿Pagarían los impuestos acá, o la usarían para subfacturar o triangular como la hacen las exportadoras de granos reiteradamente denunciadas por la AFIP? Preguntas con respuestas más que obvias.
  Nota 11: Lo que Grobo no quiere discutir y Ferrer no se lo plantea; es cuál es  el modelo agrario que el país necesita y la sociedad requiere, si es con agricultores o sin ellos; pues agricultura se puede hacer de las dos forma, si es con monocultivo o chacra mixta, si es con concentración o sin ella, si es con monopolios o con pequeños y medianos productores. ¿Y quién es el sujeto agrario? ¿Burguesía nacional chacarera más campesinado, o Burguesía Intermediaria? NO ES UN DEBATE MENOR  y la discusión  es de toda la sociedad,  no sólo del sector.  Totalmente ausente, en el debate político argentino, salvo honrosas excepciones, (como son los Foro del Pensamiento Emancipador, que organiza el Movimiento Evita). 
  Nota 12: Dice Grobo, que el desafío de la globalización es globalizarse más: más bien parece todo al revés, a más globalización más y mejor Estado, más y mejor desarrollo científico técnico, sino terminamos siendo el sumidero de todas las baratijas extrajeras y comprando trabajo ajeno en vez de fabricar lo propio, como fue durante los ‘90. Debemos integrarnos partir de nuestro propio interés, no del interés ajeno, sino fijémonos lo que pasa con Europa, en plena crisis, resolviendo el problema de los bancos y comprando producción alemana, mientras los europeos del sur tiene tasas astronómicas de desempleos, con una gran desindustrialización tratando de vivir de los servicio y turismos. Eso no es bueno, nosotros ya lo vivimos, eso del país para pocos. Y frente a China, también hay que pararse sobre la base de nuestro propio interés, pues no se trata de cambiar de patrón, sino de ser autónomos, para beneficio y goce  de nuestro pueblo, no de nuestros monopolios…

  Por último, para cerrar estas modestas notas, repetir lo que tanta veces dijimos sobre la ausencia del debate agrario en el marco de la confrontación política de nuestro país. Es imprescindible que discutamos el carácter monopolio y concentrado de nuestra agricultura; y el tamaño de las explotaciones, que es un  tema “pícaramente” sorteado, por los dueños de la tierra, que lo vienen ocultando con mucha pericia y  con una  tolerante benignidad de parte de  la clase política, digna  de mejor causa. Argentina debe discutir de vuelta el latifundio, el tamaño de las explotaciones, no sólo por una cuestión impositiva, sino que tiene que ver con la soberanía y seguridad alimentaria de la Nación. Hay un debate que a Grobo no le gusta, que es el de las cuestiones estructurales del sector: el tamaño de las empresas, de las explotaciones, el monocultivos; prefiere discutir sobre  las cuestiones coyunturales,  que le garantiza  a la burguesía intermediaria mejores tasas de retorno para sus inversiones: retenciones, impuestos, ROE, etc. Nosotros debemos discutir el fondo, hincar el diente allí y no aflojar, no hacerle el juego al falso diálogo, que lo único que persigue, es “enfriar” el partido, congelando y entorpeciendo lo que más se pueda, el debate por más justicia distributiva en Argentina.

Salud y cosechas
Pedro Peretti