jueves, 8 de agosto de 2013

Una extraña dictadura


Portada del libro de Forrester, que "robamos"
para titular la nota. Magistral descripción 
del liberalismo económico y sus consecuencias. 
Altamente recomendable su lectura.
   Los términos del debate agrario muestran hasta qué punto el neoliberalismo ha colonizado a amplios sectores gremiales y políticos de nuestro país. Les impone discutir bajos sus parámetros, en  una auténtica dictadura de agenda –obsesiva-, sobre los volúmenes producidos y les marca con rigurosidad de ficticia academia, quiénes deben ser los sujetos dominantes de la producción, qué se puede producir y cómo. Al mismo tiempo, ponen al campo como un todo y al volumen -sin rostro- como el objetivo excluyente. En recientes notas decíamos que existía neoliberalismo residual o expreso en todo el continente político argentino y que, en el tema agrario, la división se daba en forma horizontal y no transversal, que sectores oficiales de la FAA, porciones del  ruralismo, la Mesa de Enlace, opositores y medios de comunicación concentrados opinan con fervor militante sobre las ventajas de seguir produciendo sin productores, sobre la base de la eficiencia concentrada; y del otro lado, Movimientos Sociales, oficialismo, opositores , parte de la FAA y del ruralismo enfrentan esa concepción volumétrica como única medida de la actividad agropecuaria, y proponían otra agricultura, con rostro humano como parte del campo nacional y popular. No nos equivocábamos en nada, para botón basta una muestra. Tomemos como ejemplo, el debate que se suscitó alrededor  del anuncio del gobierno de la cosecha record de 105 millones de toneladas. La respuesta partió de la barra brava del libre mercado: Luis M. Echeverri, presidente de la SRA, Jorge Solmi director titular de FAA y Héctor Huergo, el más lúcido vocero del monocultivo inducido con concentración de tierras y rentas, se sintieron heridos, que le robaban una bandera que es de ellos, sólo de ellos. Pareciera que la disputa es por ver quién “aguanta más los trapos” del liberalismo económico. Ambos, Gobierno vs.  Mesa de Enlace y sus voceros, discuten en los mismos términos, los que le fija el discurso neoliberal y acá el que está en el lugar equivocado, sin dar con el tono adecuado en el discurso, ni en el blanco con la acción de gestión, es el gobierno que se reivindica de progresista.
  El gobierno anunció con la lógica descripta las 105.000.000 TN, lo puso como el punto más alto de su gestión, diciendo: “¿crisis agrarias? No es cierto. Miren el volumen”. Como si éste fuera un número neutro, sin desagregar adentro -cuanto lo produjeron-, cómo y  adónde y con qué esquema productivo, etc. Y  salió a la cancha a responderle, la pluma principal y única que -a cara descubierta- defiende la década del 90. El increíble y talentoso (porque hay que ser increíble y tener talento para defender los ‘90) Héctor Huergo, exhumando un libelo ultra liberal  de hace 30 años ( ver Clarín Rural del sábado 3/8/13), que aparte de ser  una apología a la destrucción de la chacra mixta y de la concentración económica, fue escrita por los fundadores de los primeros pools de siembra que tuvo el país. Haciendo memoria recuerdo bien aquellos tiempos de los ochenta, el debate agresivo contra la chacra mixta y la burguesía agraria, pequeña y mediana, que era la que llevaba adelante la producción por aquellos años, contra el Estado y a favor de las privatizaciones, fueron y  son  ese tipo de aporte intelectual,  destinado a colonizar la cabeza hueca de ideas nacionales de buena parte de la dirigencia política nuestro país, y que nunca se hacen cargo de los efectos nocivos que genera la agricultura buitre  que proponen. Pareciera que es  neutra; migraciones, concentración, monocultivo, abandono rural, etc., para ellos, no existe, no figura es su agenda y si sucedió -como sucedió- no es por lo que hicieron y cómo lo hicieron, sino fruto de alguna  maldición bíblica. Uno los escucha y se termina “compadeciendo” por el sacrificio de hacerse millonario en beneficio de la patria; lo de ellos nunca  tiene consecuencias, es aséptico. La verdad, que  consiguieron sobradamente su objetivo: primero aflojaron a los radicales que le abrieron de par en par las tranqueras del debate, recordar: “economía de guerra, privatizar el crecimiento, las privatizaciones periféricas, el acuerdo con SAS, Telefónica, los capitanes de la industria, etc.”; y después  con Menen y Cavallo pusieron todo el bagaje neoliberal a funcionar a  pleno y sin restricción, ni inhibiciones. Neoliberalismo puro. Cero  retenciones, privatizaciones, dólar único (con un atraso sideral), libre importaciones, etc. Resultado: un auténtico desastre.  Desaparecieron 103.000 explotaciones, 12.000.000 hectáreas hipotecadas,  pulverizaron  más de 700.000 puestos de trabajo, dejaron 600 pueblos al borde de la desaparición y llenaron de pobreza rural migrada, todos los contornos de las grandes ciudades. Dios mío, ¿eso es el éxito?… ¡Socorro! Por favor, no piensen más en nosotros, déjennos solos, que nos va a ir mejor.  Y encima, se jactan del salto de 47 a 73 millones de toneladas del 96 al 2001, y dicen que por el precio lleno -sin precio lleno-, con retenciones  del 2001 al 2013 llegamos a las 100 y pico de millones, y van por más. La diferencia está en la incursión de la ciencia y la técnica en la producción agropecuaria, de la apropiación de la plusvalía que esto género, y poco tienen que ver las retenciones… Pero además, Huergo piensa que no vivimos, vimos, sufrimos y enfrentamos los noventa… defender a los noventa en lo económico, es equivalente a defender a  la dictadura, en lo político.
Tambo La Resistencia recuperado por
el Movimientos Giros de las garras de la especulacion
inmobiliaria,en Nuevo Alberdi..Rosario, un ejemplo militante.
  Pero lo que quiero remarcar no es específicamente los por qué de la explosión en toneladas, ni lo que paso en los noventa, sino los términos del debate agrario, hoy. Por un lado, el gobierno jactándose de los volúmenes, del otro Huergo, Echeverri, el Presidente de la Rural descalificándolo, diciendo que no son 105 millones de TN, y Jorge Solmi, director de FAA,  diputado provincial por Francisco De Narváez, hoy candidato de Sergio  Massa y Presidente del poderoso  distrito 7 de la FAA, dijo en Tres Arroyo (ver La Voz del Pueblo, 2/8/13, Tres Arroyo) lo mismo que Echeverri y Huergo, cuestionó también  el volumen  y en los mismos términos: que no son 105 tn, que están mal contadas,  que son menos por esto o aquello. Es una carrera para ver quién plantea la cuestión agraria en términos más liberales y en favor de los sectores dominantes, nadie desde allí, salta la agenda que imponen los grupos  concentrados, son absolutamente funcionales a un discurso y una acción que termina por liquidar lo poco que queda de la  burguesía rural chacarera auténtica. Debaten, discuten, se pelean por cuanto produce en números el modelo, pero no discuten el modelo que nos está dejando sin chacareros, ni diversidad productiva, ni pueblos, ni nada que tenga que ver con la cultura y economía  tradicional de la burguesía rural agraria, que ocupó geopolíticamente el territorio.

  Extraña dictadura. El título es “robado” del excelente ensayo de Viviane  Forrestier sobre el neoliberalismo, una descripción magistral del dogma de una autorregulación llamada economía de mercado , que es un verdadero fiasco, “el ultra liberalismo, que rige la globalización y la explota en detrimentos de las grandes mayorías. Esta dictadura sin dictador, no aspira a tomar el poder sino a dirigir a quienes lo ejercitan…”, continúa   Forrestier:  “La dictadura consiste en instaurar este orden mágico que le permite imponer como solución única y eterna la que ella prefiere…” y sigue más adelante… “la función de los dirigentes políticos no es proteger una situación contra las reacciones de quienes la padecen sino proteger a estos de aquellos”. Por eso el debate debe cambiar. Debemos salir de la dictadura del ultra liberalismo al que sólo le importa el volumen y no quiénes lo producen y cuántos;   fija a su antojo los términos de la discusión  y nos impone  las soluciones -únicas y mágicas- que producen auténticas hecatombes sociales;  y eso no significa que no queremos cosechar más, nadie siembra para sacar menos, siempre pensamos en lo más, que se pueda, y  con toda la música que hace falta. Lo que queremos decir, es que estamos hartos “de ir al almacén con el libro escrito por el almacenero”, hay que cambiar los términos del debate, hay que empezar a discutir lo agrario en términos de conveniencia del pueblo, de los auténticos chacareros, de la patria,  en favor de todos. No subestimamos el volumen, pero lo más importante es quiénes lo producen y quiénes lo consumen, cómo lo hacen, dónde lo hacen y en qué condiciones. No hay monocultivo bueno, por más que genere volumen y ayude a las cuentas  fiscales, como no hay concentración buena. Diversificación y distribución con rostro humano, ése es el camino…… hacia allí debe enfilar el debate y la acción.

Salud y cosechas
Pedro Peretti