jueves, 6 de febrero de 2014


Introducción a la chacra mixta 

y otras  yerbas


  “Estoy de acuerdo sólo en un 50% con lo que plantea  Pedro Peretti, sobre la chacra mixta, con el resto, no;  pues el mundo cambió y mucho…”. Estas palabras eran pronunciadas por  un viejo cronista lugareño que -desde hace varios años- vive sponsoreado por una  compañía  vendedora de insumos para soja. Ésta es la respuesta típica, “estoy de acuerdo, pero…”, “suena sensato, pero…”,  “no se puede volver para atrás, al caballo y al carro, pero… ya nadie quiere vivir en el campo…”. Son todos los peros que trataremos de desbaratar en este pequeño opúsculo. Es la andana de manual, son   repreguntas, a veces honestas,  otras con sapos y culebras entre los dientes, que van invariablemente  acompañada  por gestos  de incredulidad, sorpresa -real o fingida- que aparecen, cuando uno plantea la mixtura productiva, con rostro humano y agregación de valor, como alternativa a la sojización... Es en ese  instante,  el  momento  donde uno se siente  el rey de los necios, un auténtico bobo que se pasó 30 años mirando la luna y no se dio cuenta, ni percibió,   las mutaciones que sufrió  el mundo. Lo ponen en el lugar menos deseado,  desde donde se hace muy difícil discutir. Un tonto romántico, que vive descolgado de los vaivenes de la sociedad, y  no se da cuenta -de puro terco y desinformado, nomás- que el monocultivo inducido, con concentración de tierras y rentas, es el único camino posible, y que reúne en sí mismo, toda la  sensatez existente, en materia de sapiencia agropecuaria. Y quienes lo ejecutan son verdaderos patriotas que se esfuerzan en hacerse millonarios, tremendo sacrificio, pero…¡ojo!,  lo hacen por la patria, de puro gaucho nomás. Nosotros somos las pandillas de indolentes  desagradecidos, que debemos comprenderlos, valorarlos y premiarlos, en vez de criticarlos. Pensemos que –a fin de cuentas-, todo es por el bien de la nación... ¡andá!
  Bueno trataremos convencer al amigo lector, de la otra parte de la “cosa”; de la cara no visible, oculta, la que el discurso dominante omite, sin demasiado complejos: la chacra mixta es factible,  posible, además de deseable, y es  ése el  camino más corto, para conseguir una producción con sustentabilidad ambiental, que garantice y combine producción, equidad, distribución de riquezas e ingresos,  con  seguridad alimentaria y ocupación geopolítica del territorio nacional.

  El concepto de  chacra mixta, no es un concepto estático, fundado en un arcaísmo nostálgico,   que no se modifica por nada, como lo presentan sus impugnadores interesados,  quienes manifiestan que para  que exista hoy,  hay que vivir como a principios del siglo xx. Nada que ver. Ni planteamos eso, ni nos negamos a los cambios. Todo lo contrario. Somos los primeros en reconocerlos y promoverlos. No hay sector en la vida económica nacional que se haya adaptado más rápido y en forma masiva a “lo nuevo”, como nuestra tradicional burguesía rural. La chacra-chacarero, como fenómeno económico social está siempre en movimiento,  no lo podemos analizar en forma estática, hace 100 años fue de una forma, hace 50 de otra, hace 25 de otra y hoy es de otra. Así como la tecnología acompaña y da respuesta a la evolución de las condiciones de la  vida urbana, lo mismo sucede con la vida rural. No sé  por  qué se imaginan  que puede ser distinto, que en el campo hay que vivir como la edad media, o que si no se vive allí, al pie de la vaca, no se puede diversificar, o urbanizar la  ruralidad. Lo que pasa es que este debate en torno a la chacra mixta vs  el monocultivo de soja,  está teñido por la disputa de un mercado millonario en dólares, dominado por un reducidísimo grupo de empresas transnacionales, a las cuales nuestra tradicional chacra -al diversificar-,  le quita volumen de negocios y comisiones en la  comercialización, pues necesita  del monocultivo para seguir magnificando utilidades. El país,  ¡no!  Necesita de otra cosa, de  diversidad productiva, de mixtura, de rostros humano, de sustentabilidad ambiental, de generar empleo decente, de una políticas poblacional sensata,… ¿y se puede hacer? Claro que se puede, y  sin perder recaudación tributaria, esto es muy importante. La soja debe ser UN componente más, importante si se quiere, pero no el único o excluyente en composición de la recaudación fiscal. Es mentira que sólo la soja y el monocultivo pueden generar recaudación tributaria, es una dependencia creada y magnificada, por los interese multinacionales y la burguesía intermediaria, que lucra con el país chiquito al servicio de unos pocos… Hay que poner todo en el análisis. Es lo que intentamos hacer aquí: lo económico, lo fiscal, lo geopolítico, lo social,  lo cultural, lo político… Pero sabemos por concepto y por experiencia, que lo económico define: habrá chacra mixta si es viable económicamente el retorno para quienes elijan voluntariamente esta opción productiva, y habrá apoyo estatal a lo que planteamos si no representa un salto fiscal al vacío. No desconocemos que tanto en la ida, como en la vuelta al campo,  hay cuestiones diversas. No hay causa única, hay multiplicidad. Lo  analizaremos o -por lo menos- lo intentaremos en este libro: poner todo en el platillo de la balanza, desde la falta de electrificación rural, pasando por la educación, la salud, la economía, el rol de los medios, la forma en que se analiza la actividad, los parámetros que se usan para medirla… Todo está en discusión y debate.

Obstáculo psicológico


 Nos parece oportuno señalar, como alerta temprana -aunque  lo veremos  en el interior, con más  detalle- que consideramos, y trataremos de demostrarlo,   que el principal obstáculo para el regreso de la chacra mixta, somos nosotros mismos. Es un obstáculo  psicológico, no económico, porque los números cierran. Es como una traba invisible, construida, en forma exógena por los intereses creados, lo que nos impide siquiera,  analizar la posibilidad,  la factibilidad, de que a lo mejor, pudiera ser viable la vuelta y que –además-  nos permita abrir los ojos, operar urgente, para salvar lo que queda de chacra mixta, agricultura familiar, o como quisiéramos llamarla. Es  perentorio despertar del letargo,  para  arbitrar medidas y políticas –diferenciadas-, tendientes a salvar a estas” ballenas” productivas,  del exterminio voraz de la agricultura buitre del monocultivo sojero; es una especie de SOS productivo. Tanto la cátedra como los medios de comunicación ayudaron decisivamente, a crear esta subjetividad negativa  en torno a la agricultura familiar y la chacra mixta, donde pareciera que,  si no se siembran miles de hectáreas o producen  miles de litros de leche o se tienen miles de cabezas de ganado, no se puede  ser eficiente y viable. Cuánto verso, cuánto cuento, cuánta fabula, al servicio de unos pocos que sólo se interesan por su bolsillo. Son años de machacar, desde todo lado y ángulo, que sólo sirve al volumen, la escala, el libre mercado, no interesa quién lo haga, ni dónde se haga, ni cómo se haga. Es un machacar permanente y constante de presentar  “eso” como la  modernidad,  como lo positivo, lo nuevo, siempre en función del interés pecuniario de los grandes grupos y productores. Todo lo demás no sirve, no es bueno. ¿Por qué? Porque no conviene a los dueños de la “pelota”, nunca prima el interés general en estos análisis, sólo el interés particular del libre mercado, sus beneficiarios y sus ejecutores.
La subjetividad chacarera, está deshecha, destruida, se perdió la batalla cultural. Hay que  recuperar la autoestima perdida,  comenzar a discutir, desde otro punto y lugar,  el interés nacional. Es a lo  que apuntamos con estas humildes líneas,  escritas desde la militancia, no desde la cátedra o desde la opinión neutral. Somos parte del conflicto de intereses, desde allí nos paramos para opinar y escribir, no desde la neutralidad aséptica.  Es como si nos diera vergüenza, decir que somos chacareros,  de chacra mixta. A pesar de ser  un término y una actividad con un alto prestigio social, que no supimos ver, ni aprovechar, y por eso no pudimos  conservar, ni ampliar,  el espacio territorial y económico de la chacra mixta y el chacarero. Tal es así, que nuestros adversarios históricos, los que –por siglos- disputaron tierras y rentas con nosotros,  se lo quieren apropiar, les interesa la marca, no el concepto y lo que significa.  La derecha política, la Mesa de Enlace, se quieren adueñar del término chacarero, para desvirtuar el concepto y  utilizar, sólo,  el ranking que tiene  en los sectores urbanos,  medios y trabajadores;  para confundir y disimular sus verdaderas intenciones de monopolio, así como sus  formas productiva y tamaños inadecuados. La noción productiva se construye, a través del tiempo, con esperanza y fe en el futuro, con valores histórico, proyecto político y poder para preservarlo o agrandarlo. Hubo un discurso durante buena parte del siglo pasado,  hasta los ‘90, donde la subjetividad chacarera se construyó sobre la base de los principios del trabajo, la honradez y el servicio al país. Las ideas Socialista (que no sólo son patrimonio de los partidos del mismo nombre), La FAA, el peronismo progresista y algún resto progre disperso en otras corrientes políticas,  tuvieron mucho que ver,  en la base para armar esa subjetividad positiva y un entramado político,  que la defendiera. La caída del Muro, la globalización, el neoliberalismo, el menemismo, el cambio de vereda de muchos en lo político y gremial (que debían defenderla y la entregaron),  fue lo que vino a desarmar  esta vieja subjetividad y a reemplazarla por una nueva, basada en el volumen, la rentabilidad, la falta de solidaridad, la competencia descarnada, con mucho poder para penetrar  en la sociedad. Por eso les interesa el término “chacarero”, porque para realizar su proyecto a largo plazo, para quedarse con toda la agricultura, para reemplazar definitivamente al sujeto chacarero,  necesitan  tiempo,  consenso y licencia social, que hoy no la tienen. La bajada de línea es brutal, sistemática, un trabajo intenso de comunicadores, docentes, universidades, medios etc. Hasta ahora -la verdad- les ha sido muy provechosos,  muy productivo, todo lo que invierten en publicidad, becas, diarios, TV, universidades, académicos, etc. Terminan siendo monedas, y con relación a la retribución, les ha sido altamente retribuido: tasas de ganancias exorbitantes, superiores a la media mundial, libre acceso a tierras y servicios, casi nulas regulaciones estatales, y un monopolio de la palabra y los medios, realmente apabullante. Contra eso es que venimos a pelear y a desenmascarar. No nos importa la disparidad de municiones para el combate. Sabemos que nos asiste la razón, nos sobra fe y coraje para emprender la empresa y además, tenemos de nuestro lado,  el sentido común productivo, la compresión y  el acompañamiento del pueblo trabajador, que fue nuestro aliado histórico y debemos recuperarlo. Venimos a denunciar y ayudar a  restaurar una política pública agraria en favor de lo burguesía nacional rural chacarera, venimos a desenmascarar  y tratar de anular esa subjetividad perjudicial que nos inoculó el monopolio mediático de la agricultura sin rostro, para lo cual debemos hacer una tarea, importante de desmalezamiento  del terreno subjetivo, de la cabeza del chacarero genuino, del de verdad, que no se deje engañar. Demostraremos en es te libro,  cómo se mueve el sistema económico, concentrado y los instrumentos que tenemos para enfrentarlo y poner en funcionamiento una nueva política agraria de rostro humano, pero para eso, primer requisito: superar nuestro obstáculo psicológico.

Agricultura democrática


Necesitamos un amplio acuerdo de las fuerzas progresistas, partidos políticos, organizaciones sociales y gremiales, para refundar una agricultura democrática al servicio de la soberanía y seguridad alimentaria, que dé por concluido el conflicto por la 125 y nos permita reconfigurar una alianza lo más amplia posible. Necesitamos mucha fuerza y decisión política si queremos enfrentar  al neoliberalismo existente, tanto  expreso como  residual o encubierto,  que circula con asombrosa vitalidad, por amplios sectores de los partidos políticos y que ha colonizado la cabeza hueca de ideas nacionales, de  muchos, importantes y variados dirigentes, sin distingo de oficialista u opositores. Hay neo en todos lados. También en los que se dicen progresista o de izquierda. Debemos salir de esa trampa y volver a pensar en términos de conveniencia nacional, dejar de lado ese verso tan difundido por la cadena del discurso único y monopólico, que sólo ve con los ojos de los voceros mediático de la concentración agropecuaria. Necesitamos imperiosamente, una mirada propia, seria,  sobre el tema, ese es tal vez el principal aporte que queremos hacer con este libro. Todos somos un poco hijos del debate de la 125, pero ya es tiempo de cerrarlo. Sin dudas, fuimos influidos por él y nos dejó como herencia residual, la famosas Mesa de Enlace, que  pasó  de ser un instrumento para conducir un conflicto impositivo puntual, para transformarse,  en el vocero gremial agrario,  de la derecha política y el neoliberalismo, de negocios puros y duros. También se debe recuperar la FAA para la causa nacional, su subordinación a los interese liberales del a Mesa de Enlace dejó a la agricultura chacarera sin el principal instrumento de defensa gremial.  Se subsumió como fuerza de choque de la derecha agraria, que la usó, sin escrúpulos, ni pudor, y le hizo  asumir  como propia la agenda de los megaproductores: luchó como si fuera  lo propio, defendió ideas, valores y formas culturales ajenas a la historia agraria de la colonización y del Grito de Alcorta, que  fueron  puesta al servicio de los enemigos históricos de la entidad y sus representados.  Un disparate, que sin dudas, la historia lo sabrá justipreciar, ejecutado con una liviandad e irresponsabilidad llamativa, por individuos, que no estuvieron a la altura de lo que las circunstancia exigían,  y se marearon sin remedio, ni bien pisaron el primer estudio de televisión. No supieron, o no quisieron,  hacer converger  las aspiraciones personales, la historia y los intereses que representaban. Siempre optaron por el lado equivocado, empujados por partidos políticos opositores que los hicieron partícipes de un anti K bobo,  que sólo beneficiaba a nuestra oligarquía tradicional, que existe y esta vivita y coleando, más fuerte que nunca, con precio internacionales de película y renta,  como ni el mismísimo Martínez de Hoz,  se hubiera imaginado.

Aclaración


  Fideicomiso, Sociedad Anónima, Sociedad de Hecho, Sociedad de Responsabilidad Limitada, etc. No estamos discutiendo la “forma jurídica” que adquiere la concentración agropecuaria. Estamos discutiendo y cuestionado la concentración en sí misma, cualquiera sea la forma jurídica que adquiera, tuvo o tendrá. Lo  jurídico en sí mismo,  no quiere decir nada, depende  de lo que uno le ponga adentro. Puede ser  poco o mucho, chico o grande,  depende del volumen, del tamaño y de lo que se haga. Una chacra mixta puede ser una  SRL o SA, y un pool puede serlo también;  un  mega productor una sociedad de hecho. Esto es muy importante, pues hay toda una especialidad en discutir las formas para no llegar al fondo. Para nosotros lo que vale es el fondo y el fondo, es la concentración económica, la agricultura sin rostro humano. Lo mismo vale en cuanto a la denominación que adoptan los que practican la agricultura profesional concentrada, los llamamos indistintamente, Estancieros, Mega Productores, Empresarios Rurales,  etc. La denominación no modifica el rol, son la cara visible de la concentración, de la  ejecución,  de una agricultura sin agricultores. Si diferenciamos claramente, el rol de la  burguesía nacional, del de la  burguesía intermediaria. Lo que nos interesa es desenmascarar el papel negativo de los monopolios y la concentración  en la agricultura,  cualquiera sea su forma jurídica o como se quiera denominar a los dueños de la tierra  u operadores de esa forma de hacer agricultura, sin gente.

El verso productivista


  No encontré mejor definición sobre el discurso dominante que la del  “verso”, armado, fundado y financiada por las grandes compañías transnacionales y Bancos extranjeros, que nos venden y nos compran en condiciones monopólicas. Son las mismas que crean universidades,  financian becas, pagan premios, otorgan distinciones,  arman fundaciones, se autonombran  productores ilustres, distinguen dirigentes agrarios  funcionales, certifican eficiencia emprendedora, etc… Son los armadores y creadores del verso, del relato mendaz e interesado,  todo  a su servicio, en función de sus balances  y convergentes con sus intereses económicos. Para los que se resisten al  verso del monocultivo inducido con concentración de tierras y  rentas, el árido desierto mediático los espera. No hay ni una mísera mención, ni un centímetro o segundo, de diario o TV, eso sólo está reservado  para los que aprendieron  a  recitarlo  de memoria y no se salen de la huella.  Siempre rodeados de dirigentes políticos, tan prestos y  predispuestos,   a servir a la causa de los poderosos, sin chistar, cuestionar,  ni objetar nada. El miedo a la falta de financiamiento o publicidad es tan grande que hacen filas para explicar que ellos, sí son normales y ni se le ocurre atacar la soja, la concentración o los monopolios. Son la cara  responsable y seria de la política, creen en los mercados, la confianza y el diálogo… amén. Es   el verso dominante,  de los volúmenes productivos y la eficiencia, de que somos todos productores iguales sin importar el tamaño, del aporte al país, etc. Son un coro mendicante de querubines desafinados, al servicio de intereses espurios,   carente de  sentido nacional que, ante cada cita o mención sobre los beneficios de ser ortodoxo en economía, libertad de los mercados,  se arrodillan sumisos y diligentes, como buenos cipayos.  Qué mejor que una poesía de León Felipe, poeta republicano español, rebelde…que define con precisión de relojero, lo que significa el cuento o  el verso, en porteñísimo  lunfardo, y la función que desarrolla en el quehacer de nuestra vida política, como transmisor y difusor de la ideas dominantes y de no rebelión. Es  lo que han armado estos auténticos vivillos,  que además de llevarse toda la “torta”, pretenden que le hagamos  monumentos, así es como se premian entre ellos,  y ponen caras circunspectas  para hablarnos de la teoría del derrame y de lo bueno que es  para el país, que ellos la junten con la pala , que hay que cambiarle el nombre a la Avenida Libertador por el de Siembra Directa, de la Segunda Revolución de las Pampas, etc. Son con esas ideas,  que nos acunan, vienen  de lejos, que nos versean sin pudor, ni piedad… El verso es  como el cuchillo tiene doble rol,  depende quien lo empuñe. Acá está el  verso, el mal verso, el verso sin amor por el prójimo, en función del capital concentrado,  que sólo se enternece ante el crecimiento de sus  cuentas bancarias, como vocero y polea de transmisión de la mentira, al servicio de  las injustas deformaciones sociales, que trae la mala distribución de la riqueza, y  que vienen en  el mundo desde tiempos remotos… pero allí va el gran y eterno,  León Felipe, con toda su fuerza, poniendo las cosas  en su lugar, describiendo la realidad,  desde muy atrás en el tiempo, como si fuera contemporáneo…. Abriendo mentes, solidificando conciencias, alertando contra las verdades codificadas por intereses, adelante ilustre caballero…ésa es la verdad de la verdad.  Un verso, una poesía,  describe mejor que un tratado completo… gracias a Paco Ibáñez, por poner esta poesía al alcance popular, estos  verso, son los buenos, y nobles, los   que nos abren los ojos, mil gracias.    
 

No me contéis más cuentos

Yo no sé muchas cosas es verdad, yo no sé muchas cosas es verdad
Digo tan solo lo que he visto, tan solo lo que he visto
Y he visto….que la cuna del hombre la mecen con cuentos
Que los gritos de angustia del hombre lo ahogan con cuentos
Que el llanto del hombre lo tapan con cuentos
Y que el miedo del hombre invento todos los cuentos

Yo no sé muchas cosas es verdad
Digo tan solo lo que he visto, lo que he visto
Que la cuna del hombre la mecen con cuentos
Que no quiero que me arrullen con cuentos
Que no quiero que me sellen la boca con cuentos
Que no quiero que me entierren con cuentos
Que vengo de muy lejos y se todos los cuentos.
                                                 
                                                                                                 León Felipe.