viernes, 14 de marzo de 2014

HELLER

  El sábado escuchaba a Carlos Héller en el programa radial, del que es habitual columnista y
Carlos Heller, cooperativista y diputado nacional.
mientras lo oía, no podía dejar de reflexionar. No sobre lo que decía, que por cierto estaba muy de acuerdo, ni por cómo lo decía, ni de dónde lo decía, sino sobre como un hombre como él; con las posibilidades de defender “otros intereses” y “otras cosas”, defendía “estos intereses” y “estas cosas”, vinculados con las causas populares. Siempre ejerció en mí, a veces en forma subrepticia, a veces explícita, tanto en la historia como en la vida cotidiana, una mezcla de fascinación, respeto y atención especial a lo que dicen o hacen- hombres o mujeres- que pudiendo y teniéndolo todo, para ganar, defendiendo causas e intereses de los poderosos, defienden las causas nobles, con mala o poca prensa, de los sectores populares. Sea porque provienen de una clase acomodada y eligen defender posiciones de los más débiles, contrarias a sus intereses de clase, como por destacarse en actividades muy lucrativas que lo hacen codiciados por las grandes empresas, y ellos siguen en el camino de origen, donde comenzó su existencia, como es el caso de Carlos Héller.

  Siempre, este tipo de personas, merecieron mi honesta admiración, que no debe confundirse con un cheque en blanco, aún cuando no comulgue total o parcialmente, con lo que ellos dicen o hacen. Son los hombre-salmón, nadan corriente arriba de las ideas dominantes de la etapa, con la sola brújula de sus propias convicciones, contra viento y marea, casi siempre a costa o relegando sus propios intereses. Sus posiciones, se pueden compartir o no, pueden acertar o equivocarse, pero siempre están al lado de los sectores populares, desde el lugar menos propicio, para su carrera profesional, como es el de estar enfrente de los intereses económicos concentrados. Qué hace que la cabeza de este tipo de personalidades pueda optar por el lado más débil, más inconvenientes en términos personales, de figuración, ponderación y desarrollo económico individual, pudiendo estar o pasarse del “otro lado” del mostrador. Héller podría ser un niño mimado del mundo de las finanzas internacionales. Pensemos: de cajero, fundó un banco exitoso, el único banco cooperativo que quedó en pie después del vendaval de los '90, lo sostuvo e hizo crecer; lidera un movimiento cooperativo de importancia superlativa. Imaginemos por un instante, lo inmensamente más rentable que le hubiera sido, en términos personales, poner toda esa energía y capacidad individual, al servicio de una multinacional o un organismo financiero internacional. Podría ser CEO de cualquier mega empresa o presidir cualquier organismo financiero multinacional, y cuando digo cualquiera..., digo cualquiera; el que se les ocurra. Y eligió estar acá, de “este lado”, defendiendo intereses populares, debatiendo contra nabos que nunca pagaron un jornal o vendieron un clavo, quienes en su mayoría hundieron al país, y todavía dan consejos por TV...Tener un tipo así, de esa madera, batallando por las posiciones económicas progresistas, las de verdad, las que parten agua, porque atacan interese económicos- políticos en profundidad -no los que posan de progresistas y después gobiernan para los grupos-, le agrega un valor político y de credibilidad adicional muy alto y como argentino, me llena de orgullo.
Ahora entiéndase bien, no estoy diciendo que todo lo que dice o hace Héller está bien, ni acierta siempre, ni que no se equivoca, ni que no hayamos confrontado por posiciones políticas, de hecho lo hemos hecho, en más de una oportunidad y con dureza, como durante las 125, y seguramente seguiremos debatiendo, discrepando o coincidiendo. Eso lo dirá el devenir histórico. Estoy ponderando la actitud, la predisposición, el acto en sí mismo, de buscar lo popular para defender y no la comodidad de las ideas dominantes, teniendo alternativas, porque hay quienes no tienen posibilidad de elegir de qué lado de la trinchera estar… Héller, sí. Y eligió este lado, el de los más pobres y débiles, el menos cómodo en términos de conveniencia. Que un tipo como él ábrace la causa del mercado interno, la distribución de la riqueza, la regulación económica, la sustitución de importaciones, las estatización de las AFJP, de Aerolíneas, de YPF, los juicios a los genocidas, que defienda a Cuba y Venezuela, que proponga una ley de entidades financieras, que dice que el sistema financiero, debe ser un servicio público... ¿Se toma dimensión real de lo que significa esa propuesta, hecha por él, que es presidente de un banco? Me imagino la cara de…, que deben poner los otros banqueros, que quieren seguir deglutiéndose la república como siempre. Todo eso y muchas cosas más que podríamos sumar, es un hecho político extraordinario, en sí mismo. Creo y esto es muy subjetivo, que el K no valoró correctamente, no dimensionó o justiprecio, en su exacta medida, contar con un aliado y vocero de los quilates de Héller. Héller es, además, de una Rara Avis, en el mundo de las finanzas y los negocios, un verdadero orgullo, para todos, que le agrega mucho a la causa del progresismo-tanto K como no K- a todos les sirve que una personalidad del mundo financiero, juegue de este lado, como juega él, como ya lo dijimos…. Le otorga y aporta, un plus no menor, dando cuotas adicionales de seguridad, viabilidad y seriedad, a las posiciones de los sectores populares, que son de gran utilidad práctica para todos los que enfrentamos el neoliberalismo.
Carlos Heller, un aporte invalorable al debate de ideas.
  El banquero rojo, lo llamaba un amigo, ya desaparecido, de la interna federada, tan de buena madera, y de transgresiones parecidas a las de Héller; aunque discrepaba, en lo político. Pero él no es un banquero, es un cooperativista, que hizo cooperativismo: fundar una cooperativa que preste un servicio financiero, es una cuestión muy distinta, radicalmente distinta, a fundar un banco en beneficio propio. Héller es un cooperativista al servicio de su pueblo y ojalá haya muchos como él. Su contracara son los poligrillos que ni bien pelechan un poco o sacan la cabeza del agua, por un minuto de TV, entregan hasta lo que no tienen, con tal de contar con los favores económicos, mediáticos o de ponderación, de los grupos dominantes, que por una tan modesta como módica, sobadura de lomo y segundos de “vidrio”, los tienen a perpetuidad, de sirvientes fieles de intereses contrarios, para y por, los que fueron electos, nominados o les pagan los sueldos o estudios. Y mientras sean funciónales, les hacen creer, hasta que son lindos, buenos e inteligentes. Pobres tipos, que cuando no les sirven más, los desechan y terminan en los basureros de la historia, despreciados por todos.
  En la historia hay mucho ejemplos de este tenor, interesantes, algunos muy recordados y tenidos en cuentas, otros poco; como el de Lisandro de la Torre, defendiendo la chacra mixta y la reforma agraria, siendo un terrateniente, ex presidente de la Sociedad Rural de Rosario, o el hoy casi olvidado Guillermo Estévez Boero, otro ejemplo de un hombre de sólida fortuna familiar, que abrazó la causa del socialismo... Por citar algunos, sólo algunos, poco “famosos”. Pero, reitero, no se trata de coincidir, ni los comparo entre ellos, ni son los únicos. Podríamos sumarle una larga lista de hombres y mujeres probos que cruzaron, la vereda o la raya de sus intereses de clase, para abrazar la causa del pueblo. Estos son ejemplos muy sólidos, poco recordados y motivadores, de que otra sociedad es posible, y de los cuales uno puede sentirse orgulloso, aún a la distancia o en la discrepancia, si es que las hay. Por suerte, las causas populares, tienen quienes bien las defiendan y prestigien. Héller, es un ejemplo hasta para sus adversarios, que puesto en el contexto de época se agranda aún más. Y creo que estas muestras de coraje cívico, de soportar todo, incluído el voluminoso andamiaje mediático dominante en contra, son un espejo donde reflejarse, que ayuda y mucho a sostener y ampliar, en la base, la convicción, de que se puede hacer economía, en beneficio del pueblo y que el camino ortodoxo de los grupos económicos concentrados, no es único y menos aún…. inexorable.