lunes, 1 de junio de 2015

KICILLOF: LA OBSESIÓN DE LA DERECHA

  La tapa del matutino Clarín informando falsamente sobre un sueldo de $400.000 del
Kicillof: objetivo de la derecha política y económica
ministro Kicillof, me trajo a la memoria una anécdota. El relato lo escuché  en la década del ‘80, en un acto del Movimiento de Juventudes Políticas, de boca de  la ex senadora, ya desaparecida, de la Unidad Popular Chilena, Violeta Campusano;  para graficar como se usa la calumnia y la injuria para desacreditar a los dirigentes del movimiento popular. Al presidente Salvador Allende, la derecha lo acusaba de tener un velero de proporciones oligárquicas, lo que demostraría su inconsistencia ideológica; el velero existía, pero no era más que un pequeño bote, con lo cual los amigos de Allende,  entre ellos Campusano, tomaron la decisión de exhibirlo dentro de una fuente en una  plaza pública de Santiago.

  El ministro Kicillof viene sorteando los flechazos calumniadores  de la derecha,  con una muñeca notable, bien dotada, producto de  su sólida formación académica y honradez personal;  virtudes  reconocidas por todos, aún -e inclusive- por los que están en las antípodas de su pensamiento  económico;  a lo cual le agrega un sólido equipo de trabajo, que indudablemente le responde y lo respeta. Todo eso lo hace el enemigo estratégico más importante de la derecha económica, desde Bernardo Grispum, para acá. Saben que si la gestión económica de Kicillof no fracasa, su figura y pensamiento serán parte central  del debate político-económico  de la próxima década. Si al ministro le va bien, le irán bien a las ideas  que el ministro defiende y que son comunes a todo el progresismo Latinoamericano y argentino, sean K o no. Si le va mal, será un retroceso importante para todos, aún para los que no se reivindican kircheneristas y sí progresistas, será un verdadero triunfo del neoliberalismo, desde todo punto de vista. De allí, la importancia estratégica de su acción, por eso  a veces, no se entiende cómo desde sectores progresistas, se actúa en consonancia con la derecha neoliberal,  para criticar o desestabilizar al ministro, un verdadero infantilismo, visto con los ojos de los intereses populares. Es lógico, necesario y saludable,  tener discrepancias, y debatirlas dentro del campo nacional y popular,  mas no apostar al fracaso, y menos criticar con tribuna y argumentos prestados por el neoliberalismo -como sucedió con la FAA, post 125-, sería como agujerear el bote que nos debe llevar  buen puerto. Esta gestión económica, es estratégica tanto desde lo político como desde lo económico, para el conjunto del movimiento nacional y popular, porque entre otras cosas  demuestra que la izquierda puede gestionar  con éxito el Estado,  con políticas públicas heterodoxas,  inclusivas y de redistribución de la riqueza, hasta aquí indudablemente exitosa. Despeja duda sobre si es posible llegar al gobierno y actuar sobre  la economía con instrumentos propios del acervo ideológico progresista y no necesitamos recurrir al manual neoliberal del cipayo latinoamericano. Se puede, claro que se puede,  y el “pibe” como le dice la derecha peyorativamente, lo está demostrando. De allí que es insensato desde la izquierda nacional, apostar al fracaso o deslegitimar ideológicamente lo hecho, y lo que representa en términos políticos, fundamental  y esencialmente  hacia adelante.  Desde la otra vereda, es  totalmente sensato,  que la derecha lo quiera destruir de cualquier modo. Tratemos de no ser idiotas útiles. Hasta aquí,  era Heller, no el único, pero si el más notorio,  que desde fuera del pensamiento hegemónico neoliberal, podía exhibir una gestión de negocios exitosa en el ámbito público- privado. Lo de Kicillof cambia cualitativamente el debate económico y ayuda al progresismo a superar el síndrome de Cantero, usando un ejemplo conocido y  salvando las notorias  diferencias, nos referimos al el ex presidente de Independiente, que llega con un discurso progresista , transgresor, no pega una, manda  al club “a la B”, y  termina entregando la institución, por incapacidad de gestión, a lo peor de lo peor , cerrando  una puerta que va costar mucho abrir, a los que quieren y aspiran una gestión deportiva  distinta en las asociaciones civiles sin fines de lucro. El ministro y su plan económico, no están condenados al éxito, ni lo tiene garantizado, depende mucho del apoyo político y popular que le generemos.  Es tarea de todo el campo nacional y popular construir un buen clima político y condiciones de gobernabilidad a partir de una sólida mayoría electoral  y eso se consigue con votos y ocupando el espacio del debate ideológico defendiendo el rol del Estado, la distribución de la riqueza, la reindustrialización del país y las políticas públicas diferenciadas. Tarea de todo…, sino  la “B” económica, nos espera, es decir Macri, para alegría de la derecha cavernícola  que tiene y  padece este país,  más de lo que parece y merece.

Salud y cosechas
Pedro Peretti