KICILLOF: LA OBSESIÓN DE LA DERECHA
La tapa del matutino Clarín informando
falsamente sobre un sueldo de $400.000 del
ministro Kicillof, me trajo a la
memoria una anécdota. El relato lo escuché
en la década del ‘80, en un acto del Movimiento de Juventudes Políticas,
de boca de la ex senadora, ya
desaparecida, de la
Unidad Popular Chilena, Violeta Campusano; para graficar como se usa la calumnia y la
injuria para desacreditar a los dirigentes del movimiento popular. Al
presidente Salvador Allende, la derecha lo acusaba de tener un velero de
proporciones oligárquicas, lo que demostraría su inconsistencia ideológica; el
velero existía, pero no era más que un pequeño bote, con lo cual los amigos de
Allende, entre ellos Campusano, tomaron la
decisión de exhibirlo dentro de una fuente en una plaza pública de Santiago.
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Kicillof: objetivo de la derecha política y económica |
El
ministro Kicillof viene sorteando los flechazos calumniadores de la derecha, con una muñeca notable, bien dotada, producto
de su sólida formación académica y honradez
personal; virtudes reconocidas por todos, aún -e inclusive- por
los que están en las antípodas de su pensamiento económico;
a lo cual le agrega un sólido equipo de trabajo, que indudablemente le
responde y lo respeta. Todo eso lo hace el enemigo estratégico más importante
de la derecha económica, desde Bernardo Grispum, para acá. Saben que si la
gestión económica de Kicillof no fracasa, su figura y pensamiento serán parte
central del debate
político-económico de la próxima década.
Si al ministro le va bien, le irán bien a las ideas que el ministro defiende y que son comunes a
todo el progresismo Latinoamericano y argentino, sean K o no. Si le va mal,
será un retroceso importante para todos, aún para los que no se reivindican
kircheneristas y sí progresistas, será un verdadero triunfo del neoliberalismo, desde todo punto de vista. De allí, la
importancia estratégica de su acción, por eso
a veces, no se entiende cómo desde sectores progresistas, se actúa en
consonancia con la derecha neoliberal,
para criticar o desestabilizar al ministro, un verdadero infantilismo,
visto con los ojos de los intereses populares. Es lógico, necesario y
saludable, tener discrepancias, y
debatirlas dentro del campo nacional y popular,
mas no apostar al fracaso, y menos criticar con tribuna y argumentos prestados
por el neoliberalismo -como sucedió con la FAA , post 125-, sería como agujerear el bote que
nos debe llevar buen puerto. Esta
gestión económica, es estratégica tanto desde lo político como desde lo
económico, para el conjunto del movimiento nacional y popular, porque entre
otras cosas demuestra que la izquierda
puede gestionar con éxito el Estado, con políticas públicas heterodoxas, inclusivas y de redistribución de la riqueza,
hasta aquí indudablemente exitosa. Despeja duda sobre si es posible llegar al
gobierno y actuar sobre la economía con
instrumentos propios del acervo ideológico progresista y no necesitamos
recurrir al manual neoliberal del cipayo latinoamericano. Se puede, claro que
se puede, y el “pibe” como le dice la
derecha peyorativamente, lo está demostrando. De allí que es insensato desde la
izquierda nacional, apostar al fracaso o deslegitimar ideológicamente lo hecho,
y lo que representa en términos políticos, fundamental y esencialmente hacia adelante. Desde la otra vereda, es totalmente sensato, que la derecha lo quiera destruir de
cualquier modo. Tratemos de no ser idiotas útiles. Hasta aquí, era Heller, no el único, pero si el más
notorio, que desde fuera del pensamiento
hegemónico neoliberal, podía exhibir una gestión de negocios exitosa en el
ámbito público- privado. Lo de Kicillof cambia cualitativamente el debate
económico y ayuda al progresismo a superar el síndrome de Cantero, usando un
ejemplo conocido y salvando las
notorias diferencias, nos referimos al
el ex presidente de Independiente, que llega con un discurso progresista ,
transgresor, no pega una, manda al club
“a la B ”, y termina entregando la institución, por
incapacidad de gestión, a lo peor de lo peor , cerrando una puerta que va costar mucho abrir, a los
que quieren y aspiran una gestión deportiva
distinta en las asociaciones civiles sin fines de lucro. El ministro y
su plan económico, no están condenados al éxito, ni lo tiene garantizado,
depende mucho del apoyo político y popular que le generemos. Es tarea de todo el campo nacional y popular
construir un buen clima político y condiciones de gobernabilidad a partir de
una sólida mayoría electoral y eso se
consigue con votos y ocupando el espacio del debate ideológico defendiendo el
rol del Estado, la distribución de la riqueza, la reindustrialización del país
y las políticas públicas diferenciadas. Tarea de todo…, sino la “B” económica, nos espera, es decir Macri,
para alegría de la derecha cavernícola
que tiene y padece este país, más de lo que parece y merece.
Salud y cosechas
Pedro Peretti